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Nunca dejé de hacer deporte que es mi pasión, simplemente descuidé mi alimentación.

Hace unos días, cuando estaba haciendo limpieza de fotos en el celular, me encontré con la primera foto, eso fué cuando Leti iba a cumplir 3 años. 

Mi mamá y mi hermana me decían cómo crítica constructiva que me estaba descuidando un poco en mi salud. Además mi mamá estaba bastante preocupada porque desde los 13 años sufría de hipertensión y tuve medicamento, pero yo estaba en proceso de negación, simplemente ponía una barrera y decía que mi espalda era grande porque hacía natación y que el crecimiento de mi barriga era porque tenía problemas de andrógenos. No solo subí de peso, pues siempre fui muy delgada, sino que empecé a volverme más introvertida, más explosiva y ver siempre un defecto en los demás, sin saber qué tal vez esos defectos eran el espejo de lo que había en mi y no quería aceptar. 

Mi closet se convirtió en ropa de talla dos veces más grande de la que usaba porque simplemente ante los demás no quería mostrar que había engordado, cuando la realidad es que internamente sabia que ya no estaba tan “fit” como había sido toda la vida. Pasaba el tiempo y yo cada vez ponía más excusas cuando se me presentaban oportunidades de cambiar de hábitos.

Siempre me preguntaba por qué había subido tanto de peso, si seguía haciendo el mismo deporte de siempre y si mi dieta en general era “saludable”. Hoy cuando analizo los alimentos que consumía en ese entonces me doy cuenta que no eran tan saludables, eran simplemente los que en el mercado nos muestran que son “naturales” y “buenos para nuestra salud”,  pero que están lejos de serlo. Eran extra procesados, con azúcares añadidas que muestran cómo “buenas” pero son 100% químicas y generan adicción, era una dieta que estaba llena de lácteos, de embutidos “bajos en grasa” , cereales y granolas No artesanales y en general alimentos que tienen disfraz de saludables.

Pero vino una luz al final del túnel y esa luz se llama Cle, mi hermana y gran compañera de vida, que tenía su historia de salud diferente y opuesta a la mía, una niña que siempre había sufrido de sobre peso, intentaba cada semana una dieta diferente, con él autoestima baja y con complejo siempre de gordura, que sacaba cualquier pretexto para no tener una rutina de ejercicio. Pero que empezó juiciosa a leer, a investigar y a ver qué ser saludable no era cuestión de restricciones sino de cambios de verdad en su vida, no solo en cuerpo, sino en mente y alma. Cuando vi con mis propios ojos su cambio y ahora disciplina me motivé hacer lo mismo.

No les voy a decir que el proceso fue fácil y rápido, por el contrario esta vez acepté que si uno quiere un cambio radical, debe hacerlo con conciencia y con la esperanza y fe de que los cambios se verán a largo plazo. 

Un determinante en este proceso fue que entendí que debía cambiar por mi misma y no por lo que me dijeran los demás, cuándo entendí que era hora de sentirme más saludable y no porque simplemente quería volver a verme “fit” , fue cuando le puse ganas a cambiar de hábitos desde mi parte interna hacia mi parte externa. 

Hoy soy una persona más tranquila, más receptiva, más saludable a tal punto que después de 16 años de ser hipertensa, tener una cardio patía a los 18 años y tomar diariamente medicamento incluso durante mi embarazo, ya no la tengo y estoy libre de medicina. Cosa que nunca pensé que fuera a pasar.

Además, empecé a notar cambios radicales en mi personalidad, me convertí en una persona más tranquila, volví a tener la misma alegría que me caracterizaba desde pequeña y además, empecé a sentirme ligera no solo de cuerpo sino de alma, me convertí en una persona más sencilla, más receptiva y menos criticona. Aprendí qué hay personas que simplemente debo alejar en mi vida o ignorar porque no son recomendables para mi proceso y además se me facilitó empezar a ponerme en los zapatos de los demás.

Cuando tienes estos cambios en la alimentación a una viva, más basada en plantas y alimentos naturales y  que nisiquiera conocía y sabía que existían por más que fueran los más consumidos por nuestros ancestros.  Empecé a la vez,  a notar cambios grandes en mi mente, le dediqué un valioso tiempo a la respiración y acercarme más a mis creencias espirituales y meditar practicando mi fe.

Y de ahí vinieron cosas aún más positivas a unirnos con mi hermana para inventar un proyecto tan hermoso como el de Mishmash Ladies, pensado para ayudar a los demás a impulsarse hacer el cambio que nosotras decidimos tener,  en donde han salido proyectos increíbles como los talleres, las charlas empresariales, las alianzas con marcas, restaurantes y supermercados que están trabajando por empezar a ofrecer alimentos e información valiosa a sus clientes, los grandes amigos que encontramos en redes sociales profesionales de la salud o influenciadores en el tema que son muy generosos al divulgar  lo que hacemos en sus redes, asesorándonos y acompañándonos con su conocimiento.  Pero lo más gratificante, vivir en carne propia el cambio de personas que alguna vez empezaron dándonos un like y hoy son a su vez un ejemplo de perseverancia y voluntad.

Me gusta compartir mi experiencia porque esto de estudiar para ser coach en cambio de hábitos no vino de la noche a la mañana vino de un gran esfuerzo, que no solo es para crear resultados en mi, sino en las personas a las que junto con mi hermana les podamos ayudar y estén por ellas mismas abiertas y dispuestas hacer un cambio. 


 

Diseñado por Mishmash Ladies. Creado con Wix.com

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